La estrella de Belén les señaló
el camino y ellos llegaron con
regalos para el Niño Dios.
Mi carta de peticiones para los Reyes Magos del Oriente:
A Melchor, que lleva la mirra al Niño Dios, reconociendo la humanidad de Jesús, le pido que me traiga:
La tolerancia para poder ampliar lo que percibo como diferente y, a veces, me confunde,
La aceptación para el que piensa y actúa distinto a mi entender.
La sencillez para compartir mi punto de vista sobre lo que encuentro importante en la vida.
La alegría para ofrecer la confianza en los otros tan cercanos y tan distantes.
El perdón para lo que a veces descubro que me lastima, por la incomprensión que percibo.
La unión porque en ella encuentro la felicidad y la seguridad.
A Gaspar que lleva el incienso porque considera divino al Niño Jesús, le pido:
La fe para esperar que ocurra lo que en mi oración expreso.
La esperanza para creer que todo lo que sucede está dentro del plan divino y me ayuda a aprender sobre la vida.
La certeza de que siempre hay una luz en la oscuridad y por ello, una nueva oportunidad.
La disposición para el servicio y la dádiva trascendente de lo que no se acaba, porque traspasa el tiempo.
La generosidad para posponer mi interés por atender el interés del otro.
La grandeza de corazón para ofrecer lo que, desde mi perspectiva, es esencial en la vida.
La paciencia para encontrar la motivación de los demás, aunque en primera instancia no la comprenda.
A Baltasar que le lleva el oro al Niño Divino porque lo considera Rey, le pido:
La firmeza para sostener como importante lo que parece contradictorio con el mundo que me rodea.
La justicia para mirar lo que el otro hace y dice, desde su historia personal y por ello resulta tan diferente a la mía.
El amor a todo aquel que forma parte de mi entorno: hijos, nietos, hermanos, primos y amigos casi hermanos, para que siempre encuentren una puerta abierta y un corazón que acepta.
La sabiduría para encontrar el momento oportuno, la idea valiosa, la reacción adecuada y el acto que une y restaura.
La habilidad para ofrecer y presentar mis valores porque creo que sí me sirven a mí, le pueden ser de utilidad a alguien más.
La decisión de amar al que me cuesta trabajo, porque al que amo por ser quien es, no ha sido esfuerzo.
El respeto para responderle a quien, caminando junto a mí, necesite de una mano amiga, sabiendo que puede contar conmigo.
La fortaleza para acompañar a mis grandes amores con todo lo que tienen y en todo lo que se proponen, con todo lo que tengo y en todo lo que me propongo.
Gracias Magos de Oriente, gracias por estos regalos que ya los cuento entre mi haber y mi poseer.
Marichoni
Imagen: Fotografía de Marcel Eberle en Unsplash
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