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Creando recuerdos - Marichoni

Updated: Mar 30

Recordar es volver a vivir.

Sabiduría Popular



    Si recordad es traer al presente los sucesos del pasado, los recuerdos se convierten en forma artística de creación. Ya no corresponden a la realidad de manera precisa, ya hay una reconstrucción y por lo tanto, una modificación de los hechos, están reelaborados por lo que la memoria ha guardado y por la interpretación que se les ha dado. Pero ¡qué hermoso es recrear los recuerdos, darles nuevo sentido y reelaborarlos con formas nuevas para hacerlos inolvidables, para convertirlos en eternos y mantenerlos como recién experimentados!


    ¡Cuántos recueros he recreado, cuántos momentos he traído al presente para nunca más olvidarlos, para darles nueva vida y para sentirlos resucitados!


    Sí, ¿cuántos serán mis recuerdos? Innumerables, hechos de todos los tiempos convertidos en atemporales.


    Recuerdos de infancia: Aquella fiesta infantil en la que, con cuatro años, representaba a uno de los enanos de Blanca Nieves y, saliendo al escenario, con una barba de algodón que me molestaba, sin pensarlo y frente al público, me la arranqué tirándola al suelo, provocando la carcajada del público que lo presenciaba y la cierta vergüenza de mi mamá.


Aquellos momentos, en esa misma edad, en los que escalaba los costales apostados en el gran patio de la casa de los abuelos en Orizaba y que hacían que el corazón de mi mamá latiera con más fuerza, al verme subida, tocando el techo, sin otro propósito que mostrarme atrevida. O esas Navidades vividas en casa de los abuelos Uribe, esperando la noche para la llegada de los regalos del Niño Jesús que, creyéndolo a pie juntillas, aseguraba haberlo visto ponerlos al pie del árbol decorado.


    Esa prisa al caminar, jalando a mi hermanita Susanita, que era mi encargo, para llegar a tiempo al colegio y entregar a su maestra a la niña y a la responsabilidad de cuidarla.


    Las infinitas horas de juegos con otra de mis hermanas, Mari Carmen, en aquel hermoso patio de cuadros rojos y amarillos, brincando avión y cuadro, recordar es sentir la fuerza de la infancia, la despreocupación y la única percepción: el presente.


    Recuerdos de adolescencia, de estudiante de secundaria, campeona de carreras, con sueños de deportista que trasciende, pronto desperté del sueño, pero, ¡qué hermoso recuerdo!


El tiempo del enamoramiento, de la perspectiva que aseguraba la felicidad para siempre, recuerdos de ingenuidad que vuelven a alimentar el alma. Mi recuerdo afirma: si volviera a vivir, tal cual lo volvería a hacer.


    Aquel inolvidable momento en el que nació mi primer y maravilloso niño, tan bello, imaginando sus años tan junto a mí y bajo mi cuidado o aquella noche vieja de fiesta frustrada por el arribo de ese hermoso niño de caireles de oro, que llegó intempestivo, como presagio de su estilo.


O aquella otra fiesta para celebrar a la adorada Tía Susa, porque mi tercer pequeño anunció, con quince minutos de esfuerzo, su entrada triunfal a la Tierra, y en dos añitos más, la llegada de mi primera niña, esa hermosa criatura de tez de color de rosa y grandes ojos amielados y para culminar el recuerdo de la quinta de la estirpe, nacida para alegrarme desde el instante en el me dijeron: es niña, lo que anhelabas. Estos recuerdos los tengo enmarcados en marco no de oro de hoja sino en oro puro.


    Recuerdo las experiencias de inicio de la construcción de dos comunidades educativas, con treinta años de diferencia entre ellas, recreadas y valoradas, su recuerdo da luz a mis ojos y me hace sonreír de alegría.


    Y recuerdos que, también recreados, vuelven a hacerme sentir, dolor de estómago: el robo injusto y grotesco de mis objetos amados, la partida a diferentes rumbos del planeta, uno a uno, de esos bellos seres que quedaron enmarcados en oro puro, pero que cuando cada uno me trajo a los hijos de su amor, volvieron a hacerme tallar otro marco en oro puro. para enmarcar el recuerdo de la llegada de trece niños, que son todo mi amor, allí convertí el recuerdo de aquella partida que me dejó triste, en una gran alegría, sabiendo que su vida es alimento para la mía.


    Sí, recrear los recuerdos, contarlos, tal vez diferentes de cómo ocurrieron, es oportunidad de hacerlos presentes, de darles nueva vida y sellarlos, al menos en mi experiencia, con sentido de eternidad.


    Sigo recreando recuerdos, sigo integrándolos al presente, sigo sacándolos del olvido, sigo volviendo a vivirlos. 



Ilustración: Fotografía del archivo de la propia autora.

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