No cambié, sólo aprendí, y
aprender no es cambiar, es crecer.
No solo se crece de tamaño, hay que hacerse grande, no solo mayor, para decidir la vida, el camino y lo que se desea alcanzar.
Para ello ¿qué favorecer en los niños? ¿qué pedirles que realicen para que se vea el crecimiento? No solo comprar los pantalones largos, no solo cambiar las calcetas por las medias.
Yo vi crecer a cinco niños, mis hijos y me pregunto ¿qué habrán sentido al dejar de ser niños que no me contaron? Parece, más bien que fue cuando dejaron de necesitar de mí. Ese fue el momento en que se hicieron hombres y mujeres. No me di cuenta enseguida, tuve que detenerme y observarlos para verlos distintos, habían crecido, ya eran autónomos y yo me veía innecesaria.
Fue fuerte el sentimiento, pero eso tocaba en ese instante de la vida. Y me hice a un lado.
El mayor dispuso irse a Europa de mochila al hombro en un barco carguero, trabajando allí para ganarse el pasaje… y yo ¿habré estado loca que lo acepté? No sabía que eso era crecer.
Ahora que su hijo se fue a una Universidad lejana de casa, en su rostro y en su interior, vi mi reflejo, estábamos en igualdad de circunstancias. Estamos parejos y la cuenta quedó saldada.
Ilustración: Del archivo fotográfico de la propia autora.
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