La abuela tempranito, que es cuando piensa mejor, decidió escribir un cuento.
-Ya no quiero escribir de nubes, cielo, lágrimas, necesito un diccionario, para cambiar de vocabulario -
Al librero fue a buscar presurosa el diccionario, pero ¿qué iba a buscar?
- Abriré al azar -
y la primera palabra que a mi vista salte, con ella voy a empezar, y cómo lo pensó lo hizo. El diccionario abrió y una palabra encontró, decidida la quiso tomar, pero la palabra se escondió detrás de otras palabras, corría y se reía.
La abuela la buscaba con ahínco, pero la palabra no se dejaba atrapar.
La abuela se cansó, tomó la hoja en blanco junto con la pluma y las colocó en el escritorio.
Y exclamó muy enojada:
- ya no voy a hacer nada -
¡Oh sorpresa! la palabra dio un brinco y en la hoja apareció: NADA
Ilustración: Fotografía de Emmanuel Ikggaweyu
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