Cómo aprendemos a pensar diferente - Marichoni
- Marichoni
- Mar 27
- 3 min read
Pensar: facultad
profundamente
Humana

Cambia, todo cambia, así dice una canción. Sin embargo, qué difícil es cambiar, qué complicado es adquirir la habilidad de adaptarse a lo que se presenta distinto.
Por ello la pregunta de ¿qué ha limitado nuestro pensamiento qué ha hecho que el cambio sea tan problemático, qué supuestos nos hacen aceptar solo algunas cosas y desechar, sin pensar, muchas otras que pueden ser mensajeras de bienestar.
¿Será que todo lo enmarcamos con un criterio de bueno o malo, de bonito o feo, de permitido o prohibido y no consideramos variantes de posible aceptación?
Pero volviendo al cambio: cuán difícil resulta, cuánto esfuerzo requiere, cuántos sentimientos surgen, cuánta reflexión se necesita para seleccionar y decirle sí a lo valioso, producto de lo que se modifica, y decirle no a lo que rompe el equilibrio y arriesga la verdadera libertad.
Pero, el dilema está en cómo aprender a pensar en lo diferente, cómo identificar la fortaleza que representa lo nuevo, novedoso o distinto de lo que existe, y darle cabida, porque en el cambio también se sostienen valores fundamentales y, al fin y al cabo, es lo que ha permitido el avance en todos sentidos, en todas las culturas, en todos los rincones del mundo.
Pero nuevamente, ¿cómo aprender a pensar en lo diferente? ¿sobre qué pensar diferente? ¿para qué pensar diferente? ¿cuándo pensar diferente? ¿qué de lo anterior dejar cuando se piensa diferente? ¿qué conservar y no soltarlo por valioso y trascendente?
Tal vez cuando esa nueva expresión que impacta la realidad permite una claridad de importancia para vivir, para relacionarnos, para llevar a cabo el progreso y la justicia, cuando se sostenga el avance en contra de la destrucción, cuando esa diferencia sea luz para la genuina expresión del ser y se encuentra la integración sin atentar a la integridad, cuando se refiera a algo más cercano a nuestra misión como humanidad.
Como en cualquier otro interrogatorio que nos hace la vida, lo fuerte está en cómo aprender a pensar en lo diferente, qué recursos lo favorece y qué oportunidades alienta.
La respuesta personal no puede ser aislada de la de los demás, no puede corresponder a un solo punto de vista. Tal vez tenga que buscarse en la reflexión seria y profunda, buscando un consenso que ayude a la argumentación sobre los valores que representa, en la comunicación auténtica que propicia la crítica honesta y la autocrítica.
En esta búsqueda de una nueva visión hacia lo que cambia no puede faltar la fe para creer que, fluyendo sin detener ni obligar el rumbo, también está la oportunidad de interpretar los signos que el tiempo nos va pudiendo dar como indicadores que nos ofrecen una cierta seguridad acerca del camino que lo nuevo y diferente puede mostrar.
Sin embargo, no es tan fácil cambiar, pero tampoco lo podemos evitar y, tal vez la resistencia cause un cierto dolor que cuando se atreve uno a fluir, se puede aligerar, se puede reducir y se logra comprender.
Completando otro aspecto de la misma canción. A pesar de lo que digamos, cambia todo cambia, por ello: que yo cambie no es extraño, pero no cambia mi amor, Ese lo sostengo hasta el último aliento.
Ilustración: Fotografía de Mike Enerio en Unsplash
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