El juego es una de las
expresiones innatas del
Ser Humano.
(Del Prólogo del libro “El Juguete Mexicano)
Cuántas veces hemos escuchado que alguien nos diga; No estoy jugando, esto es serio, como si el juego no fuera serio, como si reír no fuera serio, como si al jugar no se lograran propósitos de vida.
Como dice el epígrafe: el juego es una expresión innata para nuestra especie y también lo es para todas las demás especies del Reino Animal. Su importancia es trascendental.
Los primeros aprendizajes en la vida, generalmente, se convierten en juego: el descubrimiento que hace un bebé de sus pies y manos, la celebración que se le hace cuando ejecuta sus primeros pasos, de sus primeras palabras, de sus primeras lecturas, se consideran como resultado de un juego y así se celebran.
Para que estos aprendizajes se manifiesten primero hubo que jugar, botar una pelota, detenerla con las manos, utilizar una piedra para moverla como si fuera un caballo o un coche, creer que ver por un agujero es sentirse descubridor o astronauta, etcétera, son presagio de un futuro de creatividad a partir de jugar. Y eso es serio.
Pero hay otro aspecto que el juego ofrece al ser humano: eliminar tensiones, aprender a convivir, reconocer que se puede perder o ganar y que cualquier resultado es motivo de reflexión, que permite rectificaciones y que, como es una experiencia universal, se puede aplicar a la vida y aplicado a la vida se convierte en fuente de aprendizaje para tomar decisiones sobre cómo vivir.
Pero el juego de la vida requiere de voluntad, de ser y de estar y su verdadero sentido lo permite comparar con lo que puede pasar en la cotidianidad, ante situaciones reales, reconociendo que cualquier resultado se puede superar, revertir, rectificar o encontrarlo como lo que corresponde, lo que es justo o lo que tenía que ser al reconocer los recursos que se contemplaron para participar en él.
En el ejercicio constante de vivir está la oportunidad de jugar el rol adecuado, la posición más conveniente y hacer en el momento más oportuno, admitiendo que siempre el ganar o perder se puede remontar un aparente resultado que siempre puede ser mejor.
Si, si la vida se puede considerar como un juego, tal vez sea porque enfrentarla jugando es lo más humano que se puede hacer.
Sí, creo que desde que abrí los ojos al mundo me di cuenta de que era para participar en el juego de la vida, Por ello a jugar para vivir.
Ilustración: Fotografía de Gabreil Baraski en Unsplash
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