Variaciones sobre el Moldavia
De Smetana.
Imágenes inalcanzables
El primer día de clases me encuentro con rostros nuevos, expresiones desconocidas, actitudes sorprendentes. Soy maestra y además lo soy de niños pequeños, por ello mi trabajo tiene que fluir como el río que corre y no se detiene, cumple con mojar la tierra que encuentra a su paso, sabiendo que ésta lo tiene que aprovechar porque es pasajero, no el río, pero sí el agua que lo recorre.
Así me veo en la vida de los alumnos, dejando algo para que germine y el que venga detrás que lo vea porque a mí ya no me tocará. Dar el agua necesaria en un tiempo concreto. Como el río, paso y me alejo, será otra persona la que continúe como agua nueva, tal vez el propio alumno, si es que a mi paso le di una herramienta que le pueda servir, de la misma forma que el agua que no volverá o como el paisaje que no se puede nuevamente contemplar porque quedó atrás.
Tal vez por ello, en momentos hay una angustia para que se aproveche lo que se pueda, y a veces esa angustia aparece como desesperación o preocupación por contemplar solo ese momento para tomar lo que alimente el mañana, pero no es así, habrá otros momentos, otros alimentos dados por otras personas… si se percibe esa posibilidad, adquiere sentido el presente.
Lo que se hace en el ahora puede ser peldaño de despegue para el después. Si éste no llega, será porque se cumplió con el tiempo, pero si llega… la conciencia se mueve en el tiempo porque éste pasa inescrutable y hay que pensar en recolectar un fruto de lo sembrado que deje viva la semilla para la nueva siembra que dé la continuidad.
Ilustración: fotografía de archivo de la propia autora.
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