Reniego del insomnio porque las ojeras se instalan debajo de mis ojos.
Desprecio al insomnio porque ando adormilada y torpe por la mañana.
Huyo del insomnio que cada mañana me ata ineludiblemente a mi taza de café.
Sin embargo, en el insomnio escribo historias llenas de imágenes multicolor.
En el insomnio leo cuentos y poemas que las mañanas de ajetreo intimidan y obligan a refugiarse en lo oscuro de un cajón.
Pero en el insomnio mi cuerpo se libra de resortes, botones, broches y cierres. Reina entre las sábanas sin ataduras.
Reniego del insomnio, pero en la noche mientras mis hijos y padres duermen.
A veces, soy sólo yo.
Ilustración: fotografía de Paul Pastoumatzis en Unsplash
Insomnio... super.. rebien ser "yo"