Léxico - Esther Solano

Años para construir un lenguaje común. Innumerables días y noches hablando, escuchando, prestando atención, tejiendo la historia de cada uno con la del otro como hilos de colores hasta lograr desarrollar ese mapa que permite navegar en las profundidades del otro con precisión.

La guía para andar sin tropezarse por el día a día. Transitar los espacios del hogar común, ejecutar con precisión los rituales cotidianos: prepararse un café mientras el otro dora un pan, coreografía culinaria que requiere práctica para ejecutarse sin codazos ni pisotones.

Un extenso diccionario que va más allá del lenguaje de las palabras, los modismos y las construcciones gramaticales en las oraciones dichas o escritas.

El dialecto de los cuerpos también se construye. Las caricias son tinta en las páginas de la piel del otro. Las notas y los tonos que significan cercanía, intimidad, deseo, añoranza, consuelo, camaradería.

Súbitamente, el tejido se rasga. El tiempo compartido se estrella, se fragmenta como un cristal en mil pedazos. Con un último estruendo, un relámpago atraviesa el cielo.

Después, quedamos inmersos en la nada, el vacío.

Nuestra piedra Rosetta fracturada, un silencio espeso nos rodea, cada palabra queda desprovista de significado. Lo único que permanece es la ausencia.

En un instante ya no hay más nosotros, sólo inermes, rendidos y abatidos quedamos tú y yo.

Ilustración: Fotografía de Matteo Visttoco en Unspash