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Migajas - Alicia García Castelazo



Para mí, les llamo a los pedacitos de vida como las migajas de las conchas de chocolate o vainilla que nos daba mi Madre en el desayuno y que vienen a mi memoria con la alegría que proporciona un hermoso recuerdo. 


Otra migaja de sabiduría fue cuando mi tío B. nos reunió a los tres hermanos más grandes cuando estábamos muy asustados una, al oír un ruido extraño en el él nos ayudó a buscar donde provenía, resultó que era un alambre que golpeaba en la puerta. Desde entonces siempre investigo y no me asusto. 


Otra migaja, cuando mi tía A. me enseñó a bordar en tul de seda y así hice una mantilla que aún conservo.


Otra migaja fue cuando en el mes de mayo me llevaban a ofrecer flores a la Virgen: llevábamos nuestras flores y las dejábamos en el altar. Llevaba un vestido blanco, me encantaba dar vueltas y se enrollara en mis piernas. – ¡Oh María madre mía, Oh consuelo del mortal…! - y seguíamos cantando hasta dejar las flores.


Mi canasta de migajas tiene muchas más y que me hacen sonreír aquí sentada en mi sillón y tejiendo.



Ilustración: Fotografía en de Mike Keneally en Unsplash


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